11 d’ag. 2020

Por qué no soy cristiano - Bertrand Russell - 2

Un altre fragment del mateix llibre de Russell (p. 30):

"Luego está la curiosa historia de la higuera, que siempre me ha intrigado. Recuerdan lo que ocurrió con la higuera, "Tuvo hambre. Y como viese a lo lejos una higuera con hojas, encaminóse allá por ver si encontraba en ella alguna cosa: y llegando, nada encontró sino follaje; porque no era aún tiempo de higos: y hablando a la higuera le dijo: 'Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti'... y Pedro... le dijo: 'Maestreo, mira cómo la higuera que maldijiste se ha secado.'" Esta es una historia muy curiosa, porque aquella no era la época, de los higos, y en realidad no se puede culpar al árbol."

Aquest llibre de Bertrand Russell, i el de Fernando Savater "Humanismo impenitente" (del qual també en vaig reproduir uns fragments), me'ls vaig trobar fa uns dies pel carrer. Òbviament perquè "La Divina Providència" ho va voler així, que me'ls trobés precisament jo, ateu impenitent (excepte els dies d'excessiva calor). I ho va voler així, potser, perquè "amb la seva infinita i divina saviesa" pensa que, junt amb els relats en general ensucrats i acrítics dels creients, ja està bé que es difonguin també una mica alguns relats discrepants, per tal que es ventili una mica l'ambient...

A mi aquests textos m'agraden, em són útils, perquè exposen idees que comparteixo (les sento meves), i que alhora m'agrada compartir-les. I així, "amb la feina d'aquestes persones", ja no cal que jo m'esforci buscant les meves paraules i les meves frases, perquè només em cal citar les seves...

10 d’ag. 2020

Por qué no soy cristiano - Bertrand Russell

"Para mí, hay un defecto muy serio en el carácter moral de Cristo, y es que creía en el infierno. Yo no creo que ninguna persona profundamente humana pueda creer en un castigo eterno. Cristo, tal como lo pintan los Evangelios, sí creía en el castigo eterno, y uno halla repetidamente una furia vengativa contra los que no escuchaban sus sermones, actitud común en los predicadores y que dista mucho de la excelencia superlativa. No se halla, por ejemplo, esa actitud en Sócrates. Es amable con la gente que no le escucha; y eso es, a mi entender, más digno de un sabio que la indignación."

(...)

"Se hallará en el Evangelio que Cristo dijo: "¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo será posible que evitéis el ser condenados al fuego del infierno?" Se lo decía a la gente que no escuchaba sus sermones. A mi entender este no es realmente el mejor tono, y hay muchas cosas como éstas acerca del infierno. Hay, claro está, el conocido texto acerca del pecado contra el Espíritu Santo: "Pero quien hablase contra el Espíritu Santo, despreciando su gracia, no se le perdonará ni en esta vida ni en la otra." Ese texto ha causado una indecible cantidad de miseria en el mundo, pues las más diversas personas han imaginado que han cometido pecados contra el Espíritu Santo y pensado que no serían perdonadas en este mundo ni en el otro. No creo que ninguna persona un poco misericordiosa ponga en el mundo miedos y terrores de esta clase.

"Luego, Cristo dice: "Enviará el Hijo del hombre a sus ángeles, y quitarán de su reino a todos los escandalosos y a cuantos obran la maldad; y los arrojarán en el horno del fuego: allí será el llanto y el crujir de dientes." Y continúa extendiéndose con los gemidos y el rechinar de dientes. Esto se repite en un versículo tras otro, y el lector se da cuenta de que hay un cierto placer en la contemplación de los gemidos y el rechinar de dientes, pues de lo contrario no se repetiría con tanta frecuencia."

(...)

"Debo declarar que toda esta doctrina, que el fuego del infierno es un castigo del pecado, es una doctrina de crueldad. Es una doctrina que llevó la crueldad al mundo y dio al mundo generaciones de cruel tortura; y el Cristo de los Evangelios, si se le acepta tal como le representan sus cronistas, tiene que ser considerado en parte responsable de eso."

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(*) Fragments d'una conferència de 1927, inclosa a "Por qué no soy cristiano", Editorial Sudamericana, 1975 (p. 28, 29).

7 d’ag. 2020

Lo que no creo - Fernando Savater

"Suele repetirse el disparatado lema de que "todas las opiniones son respetables", en lugar de asumir con cordura que lo respetable son las personas, pero que muchas opiniones son erróneas o detestables y el único respeto que merecen es ser señaladas contundentemente como tales. El ateísmo explícito queda así como una actitud innecesariamente hirsuta. De mejor tono es arroparse con un cierto agnosticismo crepuscular en el que todos los bultos pardos pueden ser gatos pero también hábitos frailunos con capucha y todo. Se dice que en este terreno tan poco terrenal nada podemos saber de cierto, que nada puede afirmarse definitivamente: ¿por qué la intransigencia de negarnos a los milagros, la resurrección de los muertos o la transmigración de las almas, en lugar de permanecer amablemente abiertos a cualquier sorpresa? Estas muestras de fragilidad mental denotan desde luego individuos que confunden tener un espíritu amplio con tenerlo vacío.

(...)

"Por lo tanto aquí me tienen, un auténtico ateo a su servicio, en la orilla opuesta no menos de la teología de la liberación que del Opus, no más de la Conferencia Episcopal que del benemérito padre Popieluzsko (1). Y dispuesto a explicarme, como es de rigor.

(...)

"Sobre todo, esta superstición teísta se basa en la incapacidad dolosa de tomarse en serio la realidad de la 'muerte'. Queda ésta reducida a un tránsito, a la formalidad previa a un juicio, a la antesala de otra vida mejor (o peor, tanto da): en último término deja de ser muerte y se convierte en ilusión de muerte. Así se escamotea radicalmente el dato definitorio de la condición humana y se reduce al hombre a aliviado sujeto de una extraña burla. Pero al desvirtuar la muerte queda también por el mismo gesto desvirtuada sin remedio la libertad, pues ésta no consiste sino en la conciencia de actuar 'finito'.

(...)

"Para concluir, diré unas cuantas palabras respecto al teísmo y la Iglesia bajo cuya égida nos ha tocado vivir. En líneas generales, la figura del intermediario en cuestión religiosa es de una ridiculez casi obscena. Malo es personalizar lo impersonal, aunque quizá se trate de un casi inevitable infantilismo psicológico como defensa frente al sobrecogimiento sagrado; pero ofrecerse como especialista en conjurar e interpretar la personalidad así fingida es algo que a estas alturas del siglo xx resulta por cierto hiriente. Las Iglesias son instituciones de orden político pero entre todas las instituciones políticas existentes son las que obtienen su legitimación de una heteronomía asumida de forma más descarada.

(...)

"Y es particularmente irritante escuchar en los medios de comunicación que tales planteamientos se hacen exclusivamente desde un punto de vista 'ético', como si un obispo tuviera más autoridad o competencia ética que un payaso de circo o un bombero. Los obispos tendrán autoridad religiosa entre sus feligreses, pero en cuanto a moral no tienen ninguna iluminación superior a la de cualquier ciudadano, al menos en una sociedad afortunada aunque imperfectamente laica como ésta en que vivimos. Nunca se protestará lo suficiente contra este tipo de ingerencias de la heteronomía eclesial en la autonomía política, que cuando son toleradas aunque sea en nombre de la concordia no hacen sino probar hasta qué punto esta autonomía es por desdicha todavía incompleta y frágil.

Capítol del llibre "Humanismo impenitente" (Anagrama, 1990, p. 195, 196, 203, 204)

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(1) Nota meva: Jerzy Popiełuszko va ser un capellà polonès proper al moviment "Solidaritat" (liderat per Lech Valessa), de base cristià i oposat al règim comunista de Polònia. A causa del seu creixent protagonisme públic, Popiełuszko va ser assassinat el 1984 (informació de la Viquipèdia).